La evolución de las dictaduras en la historia ha sido dispar. A veces se vuelven más abiertas a las libertades aunque en la mayoría de los casos tienden a volverse más opresivas y represoras; si empezamos con Fulgencio Batista en Cuba tenemos una larga lista para llenar. ¿Por qué? En buena medida, porque sienten que su poder está desafiado y débil. Siguen el consejo de “una dictadura es como una bicicleta; si se para se cae”.
¿De dónde surge esta famosa frase?

En 1923 el clima político de España estaba en uno de sus peores momentos. En 1921 se había producido “el desastre de Annual”, una derrota de gran magnitud de los españoles en el Rif frente a Abd-El-Krim. El “Expediente Picasso” ( el informe redactado por el general de división Juan Picasso, destinado en el Consejo Supremo de Guerra y Marina, en relación a los hechos acontecidos en la Comandancia General de Melilla en los meses de julio y agosto de 1921) mostraba un ambiente de falta de profesionalismo y corrupción en el ejército español de Marruecos.

En septiembre de 1923 el entonces capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera se trasladó a Madrid para tratar de recabar apoyo para un planeado pronunciamiento que consiguió el apoyo de varios oficiales africanistas. En la medianoche del 12 al 13 de septiembre proclamó en Barcelona el estado de guerra y sacó a los militares a la calle, que fueron ocupando los edificios clave de la ciudad. Lo mismo sucedió en el resto de las capitales catalanas. El Ejército, que no había secundado el golpe, tampoco se posicionó a favor de defender el régimen constitucional. El gobierno civil, por su parte, se mostró dividido y debilitado. Después de consultas y gestiones, el rey Alfonso XIII terminó llamando a Primo de Rivera a Madrid el 14 de septiembre y le otorgó el poder. Empezaba la dictadura de Primo de Rivera y moría el régimen de monarquía constitucional que había establecido la restauración borbónica en 1874, después de la breve experiencia de la Primera República.
El dictador le pidió consejos a Antonio Maura, un político conservador (aunque ex liberal) de altísimo perfil que había sido presidente del Consejo de Ministros en cinco ocasiones durante el reinado de Alfonso XIII; entre 1903 y 1904, entre 1907 y 1909 —el gobierno largo—, en 1918, en 1919 y entre 1921 y 1922. Cuentan que el único consejo de Maura, después de hacerse rogar varias veces, fue el siguiente: “la dictadura es como una bicicleta; si se para se cae”.
A pesar del consejo de Maura, la bicicleta de Primo de Rivera (padre de José Antonio) empezó a perder velocidad. En 1930 el general Dámaso Berenguer sustituyó a Primo de Rivera al frente del gobierno. La represión cedió y surgieron más libertades: trató de apaciguar los ánimos tras el crac de la Bolsa de 1929 y las revueltas sociales, derogando parte de las medidas adoptadas por Primo de Rivera. Los españoles comenzaron a decir que habían pasado de una dictadura a una dictablanda. Agotada la dictadura, aun en su forma blanda, con la renuncia de Berenguer el rey no encontraba a quién dejarle el gobierno. Llamó a elecciones el 12 de abril de 1931. Si bien los resultados mostraron un buen número de concejales monárquicos, los que apoyaban a la República triunfaron claramente en los núcleos urbanos: la corriente republicana había ganado en 41 capitales de provincia. Comenzó, así, la Segunda República Española.

En la película “Asignatura pendiente” (1977), la primera del director José Luis Garci, se muestra magistralmente la transición española. José y Elena, antiguos novios, se reencuentran tras bastantes años en los que se han perdido de vista. Ambos han construido su vida al margen del otro y, casados ya, se vuelven a enamorar recordando lo que fue su relación y al constatar que dejaron una “asignatura pendiente” en su relación: nunca hicieron el amor, debido a las presiones de la estricta moral de los años 50. Pero la relación se desgasta y José (José Sacristán) le explica a Elena (Fiorella Faltoyano) que le ha ocurrido como las dictaduras y las bicicletas, que cuando se paran, se caen. Aunque José se equivoca al atribuirle el dicho a Primo de Rivera, que aquí parecería ser José Antonio, en vez de a Manuel Maura siendo el padre del creador de la Falange el receptor del mensaje.
Leave a Reply