Costa de Marfil se independizó de Francia en 1960. A diferencia de otros países del Africa, se produjo un boom económico que se conoce como el “milagro de la Côte d’Ivoire”. Como ocurre con varios “milagros”, terminó mal. Muy mal. Con el colapso económico. Y una guerra civil.
Con el establecimiento de la paz, la economía de Costa de Marfil ha estado experimentando un crecimiento que está siendo llamado “el segundo milagro”.
Por mucho tiempo, se dijo que el “primer milagro” fue debido a la ayuda francesa y a la política de la élite local, con el símbolo del primer presidente del país, Félix Houphouët-Boigny. El libro publicado por el profesor Abou B. Bamba en 2016–African Miracle, African Mirage: Transnational Politics and the Paradox of Modernization in Ivory Coast. Athens, OH: Ohio University Press–revierte el argumento y sostiene que el boom de la postindependencia se debió a la ayuda de los Estados Unidos y a la agencia de los pequeños productores.
El “milagro económico”
Costa de Marfil fue una de las catorce colonias francesas del Africa que logró su independencia en 1960. Los franceses lograron una retirada ordenada y mantuvieron un fuerte vínculo con sus antiguas posesiones. Costa de Marfil fue, junto con Senegal, su caso modelo.
El primer presidente de Costa de Marfil, Félix Houphouët-Boigny, ya había accedido a la jefatura de la entonces colonia en 1959, con el apoyo de los franceses, cuya civilización le parecía inspiradora. Un dictador como la mayoría de los de Africa independiente, Houphouët-Boigny, llamado “el sabio” y “el viejo”, apostó al liberalismo económico frente a la más popular corriente del camino al socialismo.
El código de inversiones que había impuesto en 1959 permitía a las empresas extranjeras repatriar hasta el 90% de sus beneficios a su país de origen, mientras que el 10% restante debía reinvertirse en Costa de Marfil. A la vez, Houphouët-Boigny desplegó una política de obras públicas y modernización de las infraestructuras, como la construcción de una gran represa (Kossou), autopistas y un barrio de negocios en la capital, Abidjan. Entre 1960 y 1965, el producto bruto interno per cápita creció entre el 11% y el 12% por año. El producto bruto total se multiplicó por doce (en volumen constante) entre 1960 y 1978. La balanza comercial del que se convirtió en el principal exportador de cacao mundial no dejó de registrar superávits.
Al revés de las políticas más cercanas al desarrollismo del Africa de la postindependencia, el presidente y la élite política de Costa de Marfil privilegiaron al sector primario sobre el crecimiento industrial. Entre 1960 y 1970 la producción de cacao se triplicó, la de café aumentó en un 50% y la de madera pasó de 90.000 a 1.250.000 toneladas.
La prosperidad económica de Costa de Marfil llevó a la inmigración de países del área, especialmente de la zona francesa, como Burkina Fasso (entonces Alto Volta) y Malí.
El boom económico del país fue, sin embargo, un caso típico de crecimiento sin desarrollo. La caída del precio internacional del cacao y del café en 1978 por las dos crisis del petróleo iniciadas en 1973, marcó el fin del “milagro”. La deuda externa que había sustentado el crecimiento económico alcanzó en 1987 los 10.000 millones de dólares, una suma altísima para el país, lo que llevó a Houphouët-Boigny a suspender su pago.
Comenzaron las tensiones sociales. El porcentaje de población que vivía por debajo del umbral de la pobreza pasa del 11% en 1985 al 31% en 1993. En 1990 se organizaron manifestaciones de protesta en Abidjan; “Houphouët sabio” pasó a ser “Houphouët ladrón” y “Houphouët corrupto”.
Estas manifestaciones populares–más lo motines del ejército–obligaron al presidente a lanzar una democratización del régimen que llevó, el 31 de mayo de 1990, a la autorización del pluralismo político y sindical. En la elección presidencial del 28 de octubre de 1990, el “viejo” se enfrentó, por primera vez, a un adversario, Laurent Gbagbo. El “milagro de la Côte d’Ivoire” había terminado. Vendría la guerra civil.
Los tiempos terribles
En el año 2002 comenzó la primera de las guerras civiles de Costa de Marfil, que terminaría con los acuerdos de paz de 2007. Pero en el año 2011 comenzó una nueva guerra civil, con atrocidades y violaciones a los derechos humanos, que terminaría en 2012.
El segundo milagro económico
Con el fin de la segunda guerra civil, la economía de Costa de Marfil empezó a mejorar. El crecimiento se volvió imparable y el país fue el que más creció en el Africa desde 2012. Otra vez empezaron las obras públicas, con la represa Soubre. Aunque los nuevos inversores no serían ni de los Estados Unidos ni de Francia: serían chinos.
Interpretaciones del primer milagro para entender el segundo
El libro de Alou Bouma, African Miracle, African Mirage resulta más que interesante para comprender los alcances y los límites del nuevo milagro. No fue Francia el poder colonial que ayudó a que se produjera después de la independencia como se cree, dice el profesor Bouma, sino los Estados Unidos. Los americanos trasladaron sus conocimientos técnicos del Tennessee Valley Authority y, con millones de dólares, construyeron las represas en un ejemplo del desplazamiento económico de Francia a los Estados Unidos en el Tercer Mundo después de la guerra fría.
No fueron las élites de Costa de Marfil, dice Bouma, las que llevaron al boom económico sino las pequeñas granjas que producían cacao, café, algodón y alimentos. El autor rescata la “agencia” de los pequeños actores que fueron los que protagonizaron el fuerte incremento en la producción que terminó, en buena medida, siendo exportada y logrando los superávits comerciales del país.
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