“En un principio fue Tannenberg.” Así comienza la magnífica biografía de Paul von Hindenburg escrita por Anna von der Goltz “Hindenburg Power, Myth, and the Rise of the Nazis” (Oxford University Press, 2009), aludiendo a la mítica victoria alemana que transformó a un oficial retirado, desconocido fuera de las filas del ejército y sin una trayectoria militar sobresaliente a la figura heroica (y, sin duda, la más popular), al mariscal de campo invencible de la Primera Guerra Mundial.
El mito de Hindenburg (crucial para entender la política de la república de Weimar y el ascenso de Hitler al poder) es analizado bajo una fascinante perspectiva de la cultura popular: el consumo de lo kitsch.
La construcción del mito de Hindenburg estuvo apoyada por una profusa difusión y consumo de su figura en los más variados aspectos de la vida cotidiana: vasos, postales, cuadros (especialmente los que se colgaban en las casas para ejemplo de los niños), esculturas.
Anna von der Goltz analiza en este libro (ganador el premio Fraenkel) cómo la figura del mariscal de campo se agiganta como vencedor del frente del este con Rusia (especialmente porque las noticias del frente del oeste, con el Marne, Verdún y el Somme, no daban para crear ningún endiosamiento de un general) a través de un masivo consumo de objetos.
Académica de tres mundos, von del Goltz terminó su secundario en Alemania, se doctoró en Oxford y terminó enseñando en la universidad de Georgetown. Actualmente se encuentra investigando sobre los jóvenes conservadores (sic) durante el movimiento europeo de 68.
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